miércoles, 31 de octubre de 2012

El bosque de la niebla








Me invocas hasta desgastar mi nombre.


Desvalijas cada una de sus letras
y las ocultas en la espesura
del bosque de la niebla.

Un hombre sin nombre;
un rostro sin mirada;
un llanto sin lágrimas.

Sabes que con ello me condenas
a vagar entre la nada,
con el alma cautiva
anclada con grilletes de oro
a las puertas del infierno.

Me aterroriza adentrarme
a buscarlas por los caminos sin senda,
y escuchar el aullido del lobo
y los gritos de la noche
abrazados a mis miedos.

Me resigno a morir un poco cada día
hasta encontrar la manera
de liberarme de tus cadenas,


o a vivir un poco cada noche,
abocado a recordar tu nombre
y a guardar luto
por cada uno de mis sueños.



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© 2012– texto y fotografía.- José Ignacio Izquierdo Gallardo









 

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