jueves, 9 de octubre de 2014

Los sin mí, sin ti.




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De océanos sin orilla.

De vientos atormentados
que no encuentran el abrazo de las olas.

De naufragios sin barcos.

De sueños sin noche
y de noches sin sueños.

De llaves sin puertas
y de hogueras sin fuego.

De camas vacías y de sábanas revueltas
que ya no huelen a la piel
que las habitó algún día.

De caminos sin huellas;
de estrellas sin universo;
de oscuridades sin miedo.

De tierra que ya no atrapa
el olor de la lluvia que la humedece.

De lágrimas sin rostro;
de caricias sin manos;
de miradas sin ojos,
y de ojos que ya no sienten
el calor de tu mirada.

De sangre sin herida.

De la nada sin muerte.

De latidos sin vida.

De poemas sin versos,
y de versos sin ti...

De eso se trata mi vida;
de llenar las oquedades que dejan
los "sin ti", contigo;
de encontrar contigo, los "sin mí".


José Ignacio Izquierdo Gallardo - julio 2014
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©  Textos y fotografía by José Ignacio Izquierdo Gallardo© Se permite el uso personal de los textos, datos e informaciones contenidos en estas páginas. Se exige, sin embargo, permiso de los autores para publicarlas en cualquier soporte o para utilizarlas, distribuirlas o incluirlas en otros contextos accesibles a terceras personas.




miércoles, 20 de agosto de 2014

Te pienso tan cerca... Te siento tan lejos...


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Te pienso tan cerca, te siento tan lejos

que me da miedo que mis sueños
me despierten de mis propios sueños,
que nuestros besos
se despeñen por el barranco del amanecer,
que nuestros abrazos
fueran solo fruto del deseo de la noche,
que nuestros te quiero
murieran con las primeras luces de la mañana.

Te pienso tan cerca

que mis manos creen poder tocarte,
que mis labios perciben el calor de los tuyos,
que el recuerdo de tu aliento alimenta todos mis sentidos
y tus imaginadas caricias desnudan mi cuerpo.

Te siento tan lejos

que tu sonrisa y tu mirada se esconden
tras el velo oscuro de mi horizonte,
que las nieblas vuelven sin anunciar su presencia,
y las campanas silentes de la noche
tocan a despedida,
guardando en el cajón de los recuerdos
los deseados amaneceres blancos.

José Ignacio Izquierdo Gallardo - junio 2014

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martes, 10 de junio de 2014

A...Tormenta (dos)




Como fuente serena que juguetea
con sus aguas aprisionadas.

Como viento celoso
que arrebata sus gotas
y las traslada más allá del horizonte.

Como adoquines mojados
que reflejan las imágenes del pasado...

                               (Es posible que el tiempo nuble mi mente
                               y mi perdida confianza se precipite
                               por los desagües del ayer).

Como pretérito imperfecto
que exprima el alma
dejándola vacía de soledades.

Como campo oprimido por el fango;
como río crecido que inunda la vereda.

Como barranco sobre mar enojado
por la indecisión de mis decisiones...

                           (Es posible que las últimas nieves de la primavera
                           no solo desvistan las montañas soñadas,
                          sino que también dejen al descubierto
                          las mentiras que creí olvidadas).

Como niebla que cubra sin apenas rozar
la piel que reprime mis sentimientos,
y no deje salir  a mis atormentados deseos.

Como espuma que envuelva mis miedos
y arrope mis sueños...

                         (Es posible que los latidos de mi corazón
                         ya no acompasen la sangre que una vez
                        salió por mis heridas).

Como reloj que interrumpa el pasar de las horas
hasta aprisionar en su seno
mis eternidades rotas...

Así me hallará la muerte,
aunque es posible que la esquive,
porque ni yo mismo me encuentre.

(poema de josé Ignacio Izquierdo para la tertulia - tema: Pensamientos atormentados)


 

martes, 11 de marzo de 2014

11M


Miedo. Tuve miedo. 


Me envuelve la misma sensación de tristeza; el mismo pesar;  la misma rabia que sentí hace diez años cuando el atentado salvaje del 11M nos dejó huérfanos de tantos de los nuestros.


Me envuelve la misma pesadumbre con la que desperté aquel fatídico día, y me envuelve la misma impotencia que sentí ante la sin razón de los asesinos y la estupidez de alguno de nuestros políticos que no supieron, y siguen sin saber, estar a la altura de sus ciudadanos.


Hoy, diez años después, siento vergüenza e indignación ante los comentarios y declaraciones de algunos indeseables que siguen empeñados en no dejar descansar a "nuestros muertos", y prefieren, en lugar de pedir perdón a las víctimas y a sus familiares, mantener "la teoría de la conspiración" tantas veces defendida por periodistas de media pluma y políticos de pensamiento único.


Creo que al igual que el muchacho que fotografié en el monumento del Holocausto de Berlín, deberíamos llorar a nuestros muertos, hacer el esfuerzo para no olvidarlos y  reflexionar sobre lo sucedido.


Quizá así consigamos que la historia no se repita.