lunes, 11 de noviembre de 2013

La Ciudad Perdida (poemario Soledades)

 
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La ciudad despierta en blanco y negro.
La bruma silente de la noche
va dibujando sus calles
mientras anuncia su retirada.
 
Arterias desiertas sin sangre
 
donde solo mi figura vestida de blanco
destaca sobre el frío gris
de este nuevo acantilado urbano.
 
No hay perros ni gatos;
no hay ratas ni coches.
No hay nada.
No hay nadie.
 
Encamino mis pasos desnudos
a la búsqueda de colores y calores,
al encuentro de miradas.
 
Ya no oigo respirar a la ciudad,
no siento el calor de sus venas
ni escucho los gritos
de quien pudiera estar
escondido entre la niebla.
 
Las luces apagadas,
las cuencas vacías de los ojos
de los semáforos,
hacen temblar todo mi ser.
 
Solo silencio.
Solo espacio infinito
donde enterrar mi cuerpo
después de expiar mis pecados,
de rezar por nuestras almas,
y de llorar por vuestra pérdida.
 
La ciudad permanece inerte,
y yo me he quedado atrapado
en el laberinto de grises calles
vacías de vida,
sin encontrar la salida.
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©  Textos y fotografía by José Ignacio Izquierdo Gallardo© Se permite el uso personal de los textos, datos e informaciones contenidos en estas páginas. Se exige, sin embargo, permiso de los autores para publicarlas en cualquier soporte o para utilizarlas, distribuirlas o incluirlas en otros contextos accesibles a terceras personas.
 
 


domingo, 29 de septiembre de 2013

Vientos de otoños nuevos



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Me preguntas si te seguiré queriendo

cuando dejes de ser joven y tal vez hermosa.
 

Me preguntas si mi amor será ciego para no ver…

o si mis ojos fijarán la mirada

en horizontes nuevos.

 
Si mis manos querrán acariciarte

cuando las arrugas de tu piel

dejen al descubierto

el paso de los años.

 
Me preguntas como serán nuestros sueños,

y si el amor envejece siguiendo los mismos tiempos;

 y si las sábanas podrán ocultar las huellas del camino;

 y si la noche será cómplice o enemiga,

o tal vez deje de ser compañera.

 
Me preguntas si las nieves de mis cumbres

abrazarán tus miedos,

o si mis miedos quedarán ocultos

bajo las nieves del próximo invierno.

 
Me preguntas,

 y aunque creo saber la respuesta,

hoy me dejo llevar por tus vientos de otoños nuevos.
 
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sábado, 17 de agosto de 2013

Contigo sin ti... mis versos se tiñen de rojo. (a Sagrario del Peral)


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Hoy mis versos se tiñen
con el color rojo de tu pelo.

Se funden con el abrazo
siempre cálido de tu palabra.

Se entristecen por la distancia
que tu adiós impone.

 Hoy mis versos lloran de amargura
por el anuncio de tu ausencia;
de esa maldita ausencia
que abre para siempre
la puerta a tu recuerdo.

 Hoy mis versos se quedan huérfanos
de tu mirada.
Ya no sentirán la caricia de tus ojos
ni oirán el latido de tu esperada presencia.

 Hoy mis versos se tiñen
con el color rojo de tu pelo…
 

                        … y esperaran como siempre y para siempre,
                            la llegada de tu sonrisa
                            con las primeras luces del alba.

 

 

martes, 2 de julio de 2013

Piensan que soy un loco



Por querer que los vientos del sur

me traigan una a una

las letras de tu nombre…



                                            … me llaman loco.



Por desear que los silencios latentes

nos abracen

y mantengan en secreto mis pensamientos…



                                            … también me llaman loco.



Por desear que nuestras pieles se acaricien,

y se besen,

                y se sientan;

                                   y llegue el momento
 
en el que se crucen nuestros nombres…



                                                … piensan que soy un loco.



Por llamarte desesperadamente

desde el inexistente mar de mis deseos.

O por creer que el rumor de las olas

me devolverá el eco de mis palabras…



                                            … hay gente que cree que estoy loco.



Por querer salir de esta cárcel

de barrotes invisibles,

y por ser el intratable carcelero

de mi propia existencia…



                                           … no dudan en llamarme loco.



Por querer oler tu cuerpo;

por desear saborear tus labios

y pensar en tu indudable existencia,

aunque la razón y la conciencia dicten lo contrario;



por sentarme en un porche imaginario

esperando tu llegada al atardecer,

aunque nuestras miradas no tengan

ni rostros ni sonrisas…



                                      … hasta yo mismo creo que estoy loco…


                                                                 Y no entiendo el porqué.

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domingo, 31 de marzo de 2013

Déjame abrir la primavera

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Déjame abrir la primavera
a través de tus ojos.

Cerrar la ventana de este invierno
todavía inacabado,
donde las últimas nieves
juguetean imberbes
en las cumbres de tus pechos.

Atrás quedó el otoño de mis pensamientos.

Atrás los fríos y los vientos
con los que soñé acariciar tu piel
y fecundar con el néctar de tus sueños.

Déjame besar tus labios
mientras las amapolas señalan
los primeros rayos de un sol
que todavía esa por llegar,

pero que con gestos de aquiescencia
abrazará nuestros cuerpos
y dejará a descubierto de las miradas
la verdad de nuestro querer.

Déjame abrir la primavera...

... y trazar con pulso firme
sobre el lienzo de tu existir,
                                 esta eternidad,
que ninguno de los dos
ni siquiera nos atrevimos a pensar.

lunes, 18 de febrero de 2013

Recuerdos de Granada - Llueve en el Albaicín. (Poemario: Ciudades, lugares y otros uni-versos)


 
 
 
Recuerdo las calles empedradas

y el eco de las voces

inundando cada rincón

de las plazas semidesnudas.

 

Recuerdo el reflejo

de la luz de las farolas

sobre los viejos adoquines

que adornan

la estrechez de sus callejuelas

abrazadas por la lluvia

de este invierno inacabado.

 

Recuerdo el ronco sonido

de las campanas de las iglesias

anunciando el paso

de los tiempos detenidos,

mientras nos dejamos acariciar

por los fríos vientos del sur

que salieron al encuentro de nuestras almas.

 

Recuerdo el sabor

de los instantes presentes

que se convirtieron

en pretérito perfecto.

 

Recuerdo el olor de la tormenta

en una copa de vino,

e incluso recuerdo

la luz de tus palabras

que se fundieron con mis versos.

 

Noche Entreabierta




Dejaré la noche entreabierta

y esperaré con una copa de vino

tu llegada.

 

Cerraré los ojos

y soltaré las amarras

que sujetan mis sueños

dejándoles navegar

en busca de una isla

bañada con el olor de tu piel.

 

Imaginaré…

que esta será la noche

en la que nuestros cuerpos desnudos

se funden, y nuestros muslos

besen todo nuestro ser.

 

Dejaré la noche entreabierta

y me tumbaré al abrigo de tus labios

y al calor de tu mirada.

 

Acariciaré la silueta de mis pensamientos

deseando que la distancia

deje de ser distancia,

y pueda tocar de nuevo

el contorno de tu rostro,

y besar todos tus sentidos,

 y sentir todo tu querer.

 

Dejaré la noche entreabierta

esperando que mi tiempo

se atreva a rasgar el telón de tu tiempo

y llegue el momento deseado

de perderme entre tus sábanas.

 

Dejaré la noche entreabierta

y esperaré la llegada del alba

para saber si los sueños

dejaron de ser sueños…

 

…o si se ahogaron en el camino

de nuestra soledad….

miércoles, 16 de enero de 2013

Te intuyo

 
 
Te intuyo.
 
Intuyo tu presencia incluso antes
de que tu respiración te anuncie.
 
Respiro tu aliento,
                                   y lo beso,
                                                           y lo acaricio,
                                                                                     y lo espero.
 
Es tu piel desnuda
el límite de mi deseo.
La manzana prohibida del paraíso.
 
La frontera que rompe el equilibrio de mi mente
y que solo mis furtivas “miradas”
se atrevieron a traspasar
para dejarse perder en el abismo de tus miedos.
 
Te intuyo…
 
Eres la vida soñada
de una muerte anunciada…
O la vida anunciada
de una muerte soñada.
 
Ese amanecer tranquilo cargado de pétalos de rosas
que se aparece siempre en mis sueños…
 
Ese ocaso de terciopelo negro
que es incapaz de rasgar la noche
y de romper mis silencios.
 
 Te intuyo.
 
Intuyo tu presencia incluso antes
de que tu respiración te anuncie.
 
Incluso antes de que la niebla
me deje ver tu llegada,
y los vientos del sur
envuelvan mi alma
antes de mi partida.