lunes, 17 de septiembre de 2012

Olor a mar




Huele a mar.

A ese mar Mediterráneo
de mi juventud y adolescencia;
de cines de verano;
de caricias a escondidas;
de miradas cómplices
y de besos robados
bajo la luz suave de la luna.

Huele a mar.

A ese mar que roza mis pies
desnudos sobre la fría arena.
A ese mar donde arrojo
mis pensamientos
y vierto mis lágrimas al recordarte;
donde dejo volar mi imaginación
deseando volver a besar tus labios.

Huele a tierra mojada,
donde quedan grabadas
las huellas de mi andar cansino
y las marcas de mi culpa;
aunque solo sea por pensar en tu piel,
aunque solo sea por esculpir con arena
tu rostro, tu mirada, tu sonrisa.

Huele a mar.

A ese mar del que solo quedan mis recuerdos
golpeados por el romper de las olas,
que se encargan de borrar tu nombre
escrito en la arena.

Huele a mar.

Y ese es el último olor que retengo
en mi mente
antes de mi partida,
antes de que comience
mi incesante búsqueda
de la nada y el todo;
antes de que mis ojos
puedan verte besando otra boca;
acariciando otra piel.

Huele a mar.

Y respiro intensamente
intentando impregnarme
de su energía,
de su magia, de su fuerza
y de su bravura,
de su valentía y de su paciencia.

Huele a mar,

… a pesar de tu lejanía.

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© 2012– texto y fotografía.- José Ignacio Izquierdo Gallardo




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