miércoles, 12 de septiembre de 2012

Puedo







Puedo decirme al oído,
que la vida, mi vida,
se adormeció con las primeras notas
de aquella música de violín
que llegaba desde el tejado.

Puedo seguir engañándome con la torpeza
de quién todo se lo cree, poniendo en duda
tu existencia y negando, una vez tras otra,

esos momentos en que el placer
abrazó nuestros cuerpos
y navegamos desnudos
hasta encontrar nuestro propio amanecer.

Puedo incluso contar que mi vida transcurre
al son de mis propios pasos y no de los tuyos;
pero al final siempre termino donde tú estás,
y no donde mi razón quiere llevarme.

Puedo creer que desando los caminos
que me tocaron recorrer,
que borro mis huellas y oculto
las ramas rotas de los árboles
que un día abrigaron nuestro amor
y nos ocultaron de las miradas indiscretas
o de las búsquedas no deseadas.

…pero más temprano que tarde
llegarán los primeros bostezos de la noche
y los sueños vestidos con tu piel
se adueñarán de cada momento
y de cada instante respirado;
de cada minuto y de cada segundo imaginado,
hasta que el color violeta de la mañana
me tienda la mano para salvarme,
una vez más, del veneno de tu mordedura
o del hechizo que me impide
volver para siempre
a mi perturbado mundo real.

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© 2012– texto y fotografía.- José Ignacio Izquierdo Gallardo

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