Te
intuyo.
Intuyo
tu presencia incluso antes
de que
tu respiración te anuncie.
Respiro
tu aliento,
y lo beso,
y
lo acaricio,
y lo espero.
Es
tu piel desnuda
el
límite de mi deseo.
La
manzana prohibida del paraíso.
La
frontera que rompe el equilibrio de mi mente
y
que solo mis furtivas “miradas”
se
atrevieron a traspasar
para
dejarse perder en el abismo de tus miedos.
Te
intuyo…
Eres
la vida soñada
de
una muerte anunciada…
O
la vida anunciada
de
una muerte soñada.
Ese
amanecer tranquilo cargado de pétalos de rosas
que
se aparece siempre en mis sueños…
Ese
ocaso de terciopelo negro
que
es incapaz de rasgar la noche
y
de romper mis silencios.
Intuyo
tu presencia incluso antes
de
que tu respiración te anuncie.
Incluso
antes de que la niebla
me
deje ver tu llegada,
y
los vientos del sur
envuelvan
mi alma
antes
de mi partida.
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