Se remueven las conciencias
de los días bisiestos,
de las oscuridades de sábanas
mojadas,
de los besos sin labios
encontrados,
y del maullido feroz
del hombre gato
en las noches de luna nueva.
Me remueve la conciencia
el silencio de un silencio,
el amor de contrabando,
o el robar las caricias de las
olas
mientras me dejo abrazar por su
nada.
Me remueven la conciencia tus
adioses,
tus continuos e inagotables
e insufribles adioses.
tus palabras no escuchadas
que se encuentran
con las mías nunca dichas.
Me remueve la conciencia
el ser consciente de mis
pensamientos,
el abrirme paso entre la niebla
de la noche de los sueños,
el escalar por tus senos
y adentrarme entre bosques
interminables
e insaciables
de placer ajeno.
Pero sobre todo,
me remueve la conciencia,
mi falta de arrepentimiento.
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© Se permite el uso personal de los textos, datos e informaciones contenidos en estas páginas. Se exige, sin embargo, permiso de los autores para publicarlas en cualquier soporte o para utilizarlas, distribuirlas o incluirlas en otros contextos accesibles a terceras personas.
© 2012– texto y fotografía.- José Ignacio Izquierdo Gallardo
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